Mi Guerra, la novela en imágenes de István Szegedi Szüts diseñada tras su experiencia durante la Primera Guerra Mundial, cuenta indudablemente con un protagonista principal y un co-protagonista, cuyas historias se entremezclan según avanza la contienda. A esta pareja se pueden sumar otras figuras, entre las que destaca el caballo del joven húsar protagonista, testigo mudo de sus idas y venidas durante la primera mitad de la novela.

En esta breve entrada, atenderemos a la importancia que los caballos tuvieron, al igual que otras especies, en el desarrollo de la guerra, y a las estrechas relaciones que algunos combatientes establecían con sus corceles. No se conocen cifras precisas sobre la cantidad de animales movilizados, pero durante los primeros años de la guerra –la progresiva introducción de avances tecnológicos y armamentísticos redujo su utilidad con el paso del tiempo–, se movilizaron cientos de miles de caballos y entre 1914 y 1917, a petición del gobierno británico, se enviaron por barco alrededor de 1.000 ejemplares diarios desde los Estados Unidos.

Su presencia resultaba fundamental a la hora de arrastrar armamento pesado, de transportar suministros y munición, de realizar tareas de reconocimiento y mensajería o de transportar a los heridos. Obviamente, en paralelo a estas funciones prácticas, todos los ejércitos contaban en un principio con unidades de caballería. En el caso que nos ocupa, el ejército austrohúngaro contaba con una importante unidad, y la ligazón de sus soldados a los caballos aparece reflejada en sendas postales conmemorativas en las que el animal visita incluso al combatiente convaleciente [Figs. 1-2].

Figuras 1 y 2

Figuras 1 y 2

Esta misma cercanía se aprecia en otros carteles propagandísticos y obras pictóricas, en las que el caballo, fiel compañero de fatigas, resulta herido o se mantiene apegado a su jinete incluso en el momento de apelar a la intervención divina [Figs. 3, 4 y 5].

Figuras. 3, 4 y 5

Figuras. 3, 4 y 5

Es precisamente durante la Primera Guerra Mundial cuando diferentes asociaciones internacionales comienzan a preocuparse por la salud de los animales empleados por los ejércitos durante el conflicto, desarrollando distintas campañas propagandísticas de concienciación en las que se apela a la bondad con los animales. En este sentido, destacan la estadounidense American Red Star Animal Relief y la británica Our Dumb Friends League (posteriormente conocida como Blue Cross). Una selección de algunos de sus posters nos permite conocer el tipo de mensajes que articulaban [Fig. 6-11].

Figuras 6, 7 y 8

Figuras 6, 7 y 8

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Figuras 9, 10 y 11

Por último, a modo de anécdota, podemos trazar conexiones entre algunas de las fotografías que se conservan de la contienda y varios de los dibujos de Szegedi Szüts, mostrando como la experiencia plasmada en esta novela en imágenes se aproxima a la dura realidad de miles de combatientes [Atlas 1].

Ander Gondra Aguirre

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